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NUESTRA MISIÓN

 

Sabiendo muy bien que el Reino de Dios se expresa a través de las realidades humanas y se construye en medio de ellas, somos capaces de discernir los valores positivos que caracterizan la vida de los migrantes y representan su peculiar contribución a la solidaridad de todos los pueblos y al bienestar universal. fraternidad: es decir, su anhelo de dignidad, de participación, de justicia y de salvación de toda la persona. Al mismo tiempo, tenemos en alta estima la herencia espiritual de pensamiento, tradición, cultura y religión que traen los migrantes de su lugar de origen, así como la herencia de valores del nuevo lugar donde vienen a vivir. Para apreciar estos valores y canalizarlos en la edificación del Reino de Dios, teniendo en cuenta al mismo tiempo las exigencias de la Congregación -que cuenta con miembros de diversas nacionalidades y sirve a personas de diversas etnias- ponemos un verdadero espíritu misionero en el fundamento mismo de nuestra formación y ministerio. Este espíritu nos hace totalmente disponibles no sólo para trabajar fuera de nuestro propio país de origen, sino también -en ausencia de una homogeneidad natural- para adquirir una afinidad espiritual, psicológica y lingüística con los migrantes confiados a nuestro cuidado, cualquiera que sea su origen.


En el plano práctico, la Congregación aprecia la homogeneidad natural y las afinidades adquiridas de sus miembros, porque reconoce conveniente y pastoralmente eficaz confiar normalmente el cuidado de los migrantes a quienes conocen su lengua y mentalidad, su cultura y los rasgos de su vida espiritual.

Junto con las siempre presentes situaciones de emergencia temporal, las migraciones actuales están marcadas por situaciones de especial preocupación, con nuevos escenarios de migraciones masivas que se están produciendo en todas partes: en Europa, desde Asia hacia Australia, dentro de Asia y a lo largo de la costa occidental de América del Norte. Hay nuevas migraciones de América Latina y las Islas del Caribe hacia Estados Unidos, Canadá y Japón. Los latinoamericanos se encuentran en Europa y especialmente en España. Muchos son indocumentados. Los refugiados y desplazados están en Colombia, en África, en Asia y en Medio Oriente. Hay migraciones internas y migraciones de países vecinos. Están los despojos en fuga por las costas del Mediterráneo y está la precaria situación de la gente del mar. En este momento de la historia, la Congregación está llamada a dar prioridad ya responder de manera concreta a los nuevos fenómenos arriba enumerados, dada su gravedad y urgencia.

norta. 75 “La evolución del fenómeno migratorio está siendo estudiada y difundida en nuestra Congregación a través de los Centros de Estudio, los Medios de Comunicación, las Oficinas de Migración de la Iglesia y la ONG.
Nuestra ventaja y nuestra singularidad como Congregación se encuentran en nuestra presencia geográfica en todo el mundo, en la lectura Scalabriniana de la migración y en nuestra respuesta pastoral”.

(13º Capítulo General - Documento Final n. 70 - 75)

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